sábado, octubre 28, 2006


Apreciados Lectores,

Después de una prolongada ausencia, de nuevo a las labores de relatar el acontecer de esta vida que me ha sido dado el privilegio de vivir.
Al paso de estos dos meses de silencio, creanme por favor, en mas de una oportunidad he querido alzar la voz y salir al encuentro de un mundo que corre y corre, en mis narices, en una dirección incierta. Nació un bebe emperador, explotaron bombas aquí y allá (incluso una de ellas nuclear), que locura.
En mi, sin embargo, observo un cambio de diferente naturaleza: ha comenzado el trabajo de verdad, ahora si empezó la partida. Este proceso que, creo yo, ha sentido mas de uno de ustedes mis queridos lectores, consiste simple y llanamente en soltar las amarras de la nave nodriza, abrir las propias velas y comenzar a navegar. Ojala que nos sigamos encontrando en el viaje: es grande el altamar.

Apreciados Lectores,

Después de una prolongada ausencia, de nuevo a las labores de relatar el acontecer de esta vida que me ha sido dado el privilegio de vivir.
Al paso de estos dos meses de silencio, creanme por favor, en mas de una oportunidad he querido alzar la voz y salir al encuentro de un mundo que corre y corre, en mis narices, en una dirección incierta. Nació un bebe emperador, explotaron bombas aquí y allá (incluso una de ellas nuclear), que locura.
En mi, sin embargo, observo un cambio de diferente naturaleza: ha comenzado el trabajo de verdad, ahora si empezó la partida. Este proceso que, creo yo, ha sentido mas de uno de ustedes mis queridos lectores, consiste simple y llanamente en soltar las amarras de la nave nodriza, abrir las propias velas y comenzar a navegar. Ojala que nos sigamos encontrando en el viaje: es grande el altamar.